Se pegaban nuestros cuerpos. Piel con piel, fundidas. Era algo maravilloso. Sentía como salía la calor por cada poro de mi piel, como poco a poco se provocaba una explosión dentro de mí. Me destrozabas con caricias y me matabas a besos. Qué corazones más salvajes los nuestros. Cada movimiento, se erosionaban nuestros cuerpos. Me sonreías. Moría. No. No te separes de mí. Aún no. Quédate un poco más. Me susurraste lo mucho que me querías. Tu voz tan masculina, tan quebrada. Como tu barba de dos días me acariciaba la mejilla y como se me erizaba la piel cada vez más. Un escalofrío viajó en mi cuerpo y me preguntaba si tú sentías lo mismo. Si sentías esto tan irracional. 5 minutos más. No te vayas ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario